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Lourdes Zepeda

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La psicología en Panamá comenzó a estructurarse como profesión universitaria en la década de 1960, con la creación de la carrera en la Universidad de Panamá, con el tiempo, la disciplina fue ampliándose hacia diversas especialidades, incluyendo lo que luego sería la psicología jurídica y forense. Un hito clave fue la creación del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (IMELCF) en Panamá, que mediante la Ley 29 del 25 de octubre de 1984 fue establecida para brindar servicios periciales al sistema de justicia. Dentro de esta institución, comenzaron a integrarse departamentos de salud mental y psicología forense, lo que permitió que profesionales de psicología participaran como peritos y especialistas en contextos jurídicos.

Paulatinamente, la psicología jurídica y forense ganó reconocimiento como área especializada. Por ejemplo, en Panamá ya se ofrecen programas de posgrado como la Maestría en Psicología Forense (Universidad Latina) y la Maestría en Psicología Jurídica y Forense (UMECIT). Además, instituciones del sistema de justicia panameño han organizado cursos y congresos especializados para psicólogos que colaboran en ámbitos de familia, niñez, adolescencia y sistema penal.

La disciplina ha sido utilizada en Panamá para:

Realizar peritajes psicológicos y evaluación de imputabilidad, riesgo y credibilidad de testigos.
Formar parte del equipo interdisciplinario del Órgano Judicial y del Ministerio Público, colaborando con informes psicológicos en juicios y procesos de niñez y adolescencia.

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Con respecto a la situación actual, retos y perspectivas, aunque la psicología jurídica y forense ya está establecida en Panamá, persisten desafíos tales como:

Mayor estandarización de protocolos (evaluación, peritajes y dictámenes).
Articulación entre formación académica, investigación y práctica forense.
Integración plena en el sistema legal como perito reconocido, con soporte técnico-científico y ético.