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Fabiola Jiménez

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La psicología jurídica y forense en Ecuador ha evolucionado desde una práctica marginal hacia un campo interdisciplinario consolidado, especialmente desde la década de 1990, con aportes académicos, institucionales y legislativos que han fortalecido su presencia en el sistema judicial.

Esta Especialidad tiene sus raíces en la necesidad de incorporar conocimientos psicológicos al ámbito judicial, especialmente en procesos penales, familiares y laborales. Aunque sus primeras aplicaciones fueron esporádicas y no sistematizadas, el desarrollo institucional y académico ha permitido su consolidación como disciplina especializada.

En las décadas de 1970–1980 se observan los primeros acercamientos entre psicología y derecho, principalmente en contextos penitenciarios y de salud mental. Sin embargo, no existía una formación formal ni reconocimiento profesional específico. Y ya en la década de 1990 comienza la formalización de la psicología jurídica en Ecuador, con la inclusión de contenidos forenses en programas universitarios y la participación de psicólogos en procesos judiciales como peritos. Se crean unidades técnicas en fiscalías y juzgados de familia. Del año 2000 en adelante, se fortalece la formación académica con programas de posgrado y especialización. La Universidad Técnica de Babahoyo y otras instituciones comienzan a publicar investigaciones y manuales sobre psicología forense, jurídica y criminológica. La figura del psicólogo forense se incorpora en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) como auxiliar de justicia.

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En la actualidad, la psicología jurídica y forense se aplica en evaluación de víctimas, agresores, credibilidad de testimonios, daño psicológico, y en contextos de violencia de género, infancia, y conflictos laborales. Se promueve la ética profesional, la validación de instrumentos y la formación continua.